Charlie Wagner leyenda del tatuaje en New York

Más conocido como “Chas” Wagner, este artista neoyorquino nació en 1875 y se transformó en toda una leyenda de su época, no solo porque patentó un rediseño de la máquina de tatuar sino que además por tener una profunda convicción de su trabajo que lo llevó a pintar cuerpos completos durante la primera mitad del siglo XX.


En 1904 Charlie Wagner cambió de forma definitiva el aspecto de las máquinas para tatuaje al patentar un nuevo diseño que tenía las bobinas alineadas en forma vertical tal como las conocemos hoy en día.

Si bien la primera patente de una máquina eléctrica para tatuar nació en 1891 de la mano de Samuel O’Reilly, su diseño tenía las bobinas en forma horizontal y un chasis redondo que le daban un aspecto muy distinto a las máquinas actuales.

Es importante mencionar que la inventiva de Wagner podría haber estado fuertemente influenciada por Samuel O’Reilly, incluso se dice que de adulto fue su aprendiz, hecho que sería confirmado por el propio Wagner en una entrevista realizada para el libro “Tattoo, Secrets of Stranged Art” de Albert Parry publicado en 1933.

Aunque los historiadores aseguran que no hay ninguna prueba o documento que pueda comprobar ese hecho, luego de la muerte de O’Reilly en 1953,  su esposa viuda, vendió a “Chas” Wagner el espacio en el que O’Reilly trabajaba en el 11 de Chatham Square, una importante intersección del Barrio Chino en el bajo Manhattan de New York. Este hecho podría ser, al menos, un indicador para suponer la existencia de una relación positiva entre ambos artistas.

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Trayectoria

La leyenda cuenta que Wagner se inició en el tatuaje en 1890, luego de haber visto la figura del Príncipe Constantino, hombre griego- albanés que estaba cubierto de elaborados tatuajes con los que se ganaba la vida, exhibiendo su cuerpo en los freak-show.

El entusiasmo de “Chas” fue tal que se dice que por la falta de clientes que creyeran en su trabajo, en 1902 habría sido detenido por tatuar a menores de edad en su puesto en la calle Bowery, cerca de donde tatuaba O’Reilly.
Si bien la carrera de Wagner estuvo marcada por la nueva forma que le otorgó a la máquina de tatuar, también fue un reconocido tatuador de estrellas del Freak Show, como Betty Broadbent, Clara Clark, Mildred Hull, Charles Craddock y Joseph Cook, entre otros.

Además fue un exitoso proveedor de insumos, comercializando su diseño de máquinas en un tiempo en que había muy poca competencia. Wagner hacía gala de tener un «producto único y con componentes patentados». Tatuó hasta su muerte en 1953.

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